domingo, 15 de noviembre de 2020

 

DESMONTANDO A ARTURO PÉREZ-REVERTE: UN MACARRA EN LA REPÚBLICA DE LAS LETRAS






 Arturo Pérez-Reverte es muy español. Bravucón, fullero, malhablado, presuntuoso, fulero, procaz. Hay miles de españoles así. Solo hace falta acercarse a la barra de un bar para encontrar a un individuo con esas características. Se les reconoce de inmediato por sus fanfarronadas. Con un palillo entre los dientes y escupiendo por un colmillo, presumen de haber encontrado la piedra filosofal. No entienden por qué el mundo no les hace caso, pues tienen soluciones para todo. Si les dejaran, arreglarían todos los problemas con dos patadas y unos cuantos mamporros. Sus baladronadas explotan como bombas fétidas, contaminando el aire que respiran. Su verborrea es irrefrenable, pues nace de una vanidad incombustible. Pérez-Reverte presume de sus ventas, pero eso no le convierte en un buen escritor. En nuestra historia reciente, los autores más vendidos se llaman José María Gironella, Fernando Vizcaíno Casas, Luis Romero, Boris Izaguirre, Lucía Etxebarria o Belén Esteban. Es indiscutible que el porvenir le reserva un lugar de honor en este parnaso, donde prospera el plagio, la prosa deleznable, el premio fraudulento y el tráfico de influencias. Roma no paga a traidores, pero el fondo de reptiles sigue fluyendo con el hedor inconfundible de una cloaca. Por desgracia, la política, la mafia y la literatura se confunden en la misma maleza de imposturas, infamias y mentiras.

PLAGIARIO

El plagio es un pecado capital en el arte y Arturo Pérez-Reverte, amante de los excesos, no podía pasar de largo esa tentación. La Audiencia Provincial de Madrid le condenó en 2010 por plagiar el guión de la película Gitano, imponiéndole una indemnización de 200.000 euros a favor de González-Vigil, director y guionista de la película. El agraviado manifestó que Pérez-Reverte debería perder su sillón de académico, si existiera un ápice de “decencia” en una institución que presume de fijar, limpiar y proporcionar esplendor a nuestro idioma. Por supuesto, Pérez-Reverte no movió su trasero y la RAE añadió un nuevo capítulo de miseria a su bochornosa historia. No es extraño que “académico” se haya convertido en sinónimo de mediocre, petulante y engreído. Pérez-Reverte insultó hasta el aburrimiento a González-Vigil, acusándole de obrar por envidia y afán de lucro. Está claro. Todos quieren ser Pérez-Reverte, español universal y genio de la talla de Cervantes y Quevedo. La SGAE y la prensa del régimen del 78 excusaron al plagiario y proclamaron que España era un país cainita, incapaz de soportar el éxito ajeno. Apenas mencionaron que la indemnización no cubría las costas y, por tanto, era insuficiente para compensar los gastos de González-Vigil en un proceso que había durado doce incomprensibles años. Pérez-Reverte no pidió perdón ni se avergonzó en ningún momento. ¿Por qué hacerlo? ¿Acaso Camilo José Cela no había plagiado y recurrido a negros para alimentar su carrera hacia el Nobel? En Desmontando a Cela, Tomás García Yebra demuestra con evidencias incontestables que Cela utilizó negros desde los años 50. Los más conocidos son Mariano Tudela y Marcial Suárez. Si el Nobel plagió y contrató a negros para escribir sus novelas, ¿por qué desviarse de una tradición muy española?

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MACHISTA

Cuando Miguel Ángel Moratinos, Ministro de Asuntos Exteriores, abandonó su cargo y no pudo contener sus lágrimas, Pérez-Reverte escribió en Twitter: “Ni para irse tuvo huevos”. Después añadió que era una “nenaza”. Algunos le acusaron de machismo, pero el plumífero se ofendió, pues ya había demostrado en su artículo “Mujeres como las de antes” (El Semanal, 27-07-07) su profundo respeto al género femenino: “Muchas veces he dicho que apenas quedan mujeres como las de antes. Ni en el cine, ni fuera de él. Y me refiero a mujeres de esas que pisaban fuerte y sentías temblar el suelo a su paso. Mujeres de bandera”. Después de estas palabras dignas de un falangista nostálgico, Pérez-Reverte evocaba su encuentro con “una torda espectacular” en el vestíbulo del Hotel Palace, mientras departía con Javier Marías, triste imitador de James Joyce y Laurence Sterne. Es evidente que Pérez-Reverte contempla a las mujeres con la perspectiva de un jinete, hambriento de una buena cabalgada. A fin de cuentas, “las mujeres de antes” sabían cuál era su papel: ocuparse de las labores domésticas y ser el descanso del guerrero. Pérez-Reverte reconoce que aulló con Javier Marías cuando surgió el nombre de Sophia Loren. Desgraciadamente, se dieron por aludidas “una focas desechos de tienta que pasaban junto a nosotros vestidas con pantalón pirata, lorzas al aire y camiseta sudada; creyendo, las infelices, que nuestro por allí resopla va por ellas”. Animados por la charla, Marías y Pérez-Reverte acabaron lamentando que las mujeres ya no se parecieran a sus “madres, tías, primas mayores, vecinas”. Escribe Pérez-Reverte: “Hasta las niñas, en el recreo, se recogían con una mano la falda del babi y procuraban caminar como las mujeres mayores, con suave contoneo condicionado por la sabia combinación de tacones, falda que obligaba a moverse de un modo determinado, caderas en las que nunca se ponía el sol y garbo propio de hembras de gloriosa casta. En aquel tiempo, las mujeres se movían como en el cine y como señoras porque iban al cine y porque, además, eran señoras”. Es evidente que las mujeres de hoy en día no son señoras. Javier Marías y Pérez-Reverte coinciden con José María Aznar, al que le gusta que “la mujer sea mujer, mujer”. Envalentonado, Pérez-Reverte sigue exponiendo su interpretación de lo femenino: “Se nos cruza una rubia de buena cara y mejor figura, vestida de negro y con zapatos de tacón, que camina arqueando las piernas, toc, toc, con tan poca gracia que es como para, piadosamente -¿acaso no se mata a los caballos?-, abatirla de un escopetazo. Nos paramos a mirarla mientras se aleja, moviendo desolados la cabeza. Quod erat demostrandum, le digo al de Redonda para probarle que yo también tengo mis clásicos. Mírala, chaval: belleza, cuerpo perfecto, pero cuando decide ponerse elegante parece una marmota dominguera”. Por último, Pérez-Reverte no desperdicia la ocasión de insultar a la jovencita de hoy en día, aficionada a “sentarse despatarrada, el tatuaje en la teta y el piercing en el ombligo”. Yo he sido profesor de enseñanza media durante quince años y he tenido a cientos de alumnas así. Ya no estamos en los años del franquismo –bueno, al menos en teoría- y me parece perfecto que se vistan cómo les dé la gana. Las reflexiones de Pérez-Reverte parecen inspiradas por José Antonio Primo de Rivera. Advierto en ambos personajes el mismo desprecio por los derechos de la mujer y el insoportable machismo del que sale a la calle buscando culos y tetas. Es difícil leer el artículo de Pérez-Reverte y no sentir pasmo e indignación. Indignación por su visión de la mujer y pasmo por su desvergüenza para exteriorizar sus prejuicios, empleando un estilo chabacano y  tabernario.

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CLASISTA

Cuando hace unos años, Pérez-Reverte cruzó espadas con Francisco Umbral, otro putrefacto con eco mediático, finalizó su artículo con las amenazas de un macarra en toda la regla, acusando a su adversario de “una proverbial cobardía física, que siempre le impidió sostener con hechos lo que desliza desde el cobijo de la tecla. Pero al detalle iremos otro día. Cuando me responda, si tiene huevos”. Lo de los huevos es un reflejo automático en Pérez-Reverte, machista irredento y rufián de cuidado que arregla sus querellas con navajazos verbales. Por eso, cuando Rodríguez Zapatero dejó la Presidencia de Gobierno le espetó: “la mayoría de los españoles no somos tan gilipollas como usted” y le invitó a dar la cara: “…si tiene los santos huevos de entrar en un bar a tomar ese café que, estoy seguro, sigue sin tener ni puta idea de lo que vale”. Está claro que todo es una cuestión de huevos. Pérez-Reverte fue corresponsal de guerra y los tiene bien puestos, si bien las malas lenguas sostienen que pagaba a soldados y milicianos para que dispararan ráfagas cuando las cámaras empezaban a grabar, creando la impresión de que se hallaba en el centro de una peligrosa escaramuza. Solo es un rumor, pero otros que han batido el cobre de la guerra no desmienten esa poco épica versión de su trabajo.
A Pérez-Reverte no le gustan los pordioseros que afean el centro de Madrid y compadece a los policías municipales que se abstienen de intervenir por no correr el riesgo de ser llamados “esbirros fascistas”. En un artículo rebosante de esnobismo y odio de clase, Pérez-Reverte retrata con repulsivo desdén a un indigente que aparece en su camino: “Plaza del Callao, Madrid. Doce y media de la mañana. Tirado en el suelo sobre una manta y cartones, junto a un cochecito de niño cargado de paquetes y chismes, entorpeciendo el paso de la gente, un fulano barbudo, sucio, corpulento, está quitándose pelotillas de entre los dedos de los pies descalzos. La postura es de lo más 
relaxing cup de café con leche in Madrid, que diría la alcaldesa Ana Botella: tiene una pierna cruzada sobre otra -y quizá porque está tumbado al sol y hace calor- los pantalones bajados hasta las ingles, mostrando unas carnes mugrientas e hirsutas y unos calzoncillos de sospechosos tonos pardos. Al llegar a su altura, la peña se aparta con precaución, creándole en torno una pequeña tierra de nadie, un glacis en el que se ve un reguero de algo líquido que proviene del vivac callejero del fulano, ignoro si vino de un tetrabrik que figura entre sus posesiones o alguna clase de líquido de origen más personal y orgánico que, con tal de no levantarse, el individuo ha excretado directamente desde su cómodo apostadero” (“Relaxing cup in Madrid”, Semanal 21-10-13). Afortunadamente, la verdad es obstinada y surge por cualquier esquina. En el blog Photo-Thinking: Photo (no) News, el fotógrafo y periodista Czuko Williams pone las cosas en su sitio, desmontando el libelo de Pérez-Reverte:“Es una pena que el Sr. Reverte [...] no haya tenido las santas gónadas de bajar a la arena, rememorando sus años de callejeo junto a la Policía de Madrid y de tiroteos en el Territorio Comanche, para preguntarle un par de cosas a este mendigo que tiene un nombre. Se llama Juan,  Juan Mascuñano Torres. Un día tuvo un trabajo y hasta un coche que quedó abandonado, tras una crisis de pareja, en una calle de Pozuelo. Tuvo una vida que no estaba tan alejada de los dones de los que disfrutamos, con mayor o menor fortuna cada uno de nosotros; dones que por error, el Sr. Pérez Reverte considera que son eternos, que no terminan…obviando que un golpe del destino, un traspiés, una guerra o una simple enfermedad puede ponerle a él, como a mí, como a Juan o como a usted que lee estas líneas, en el mismo plácido colchón enlosado de la Calle Gran Vía. Porque Sr. Pérez Reverte, usted si no miente es que no se entera. Juan Mascuñano Torres habita desde hace años junto a Lourdes en la Calle Gran Vía, a las puertas de un cine –que no en la Plaza de Callao, como usted rubrica- Vive allí porque como él me ha dicho muchas veces, la vida en los albergues es una tortura. Está tumbado porque después de una paliza y la pérdida de un pulmón, no tiene movilidad en las piernas. Está en ese punto concreto porque es un lugar en el que existe una rejilla de ventilación que hace menos incómodas las noches al raso. Tiene una silla de ruedas –que no un cochecito de niño lleno de cachivaches- porque la necesita para moverse. Orina en una botella de plástico y jamás le ha visto nadie excretar en la calle, y menos usted, que no sabe, sin duda, de lo que está escribiendo si no es de oídas”.

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TAURINO Y FASCISTA

Si has llegado hasta aquí, comprenderás que Pérez-Reverte no podía desperdiciar la ocasión de elogiar la lidia, el repugnante espectáculo que algunos identifican –quizás con razón- con la quintaesencia de lo español. Elegido para pronunciar el pregón de la Real Maestranza de Sevilla, afirmó que el toro “nace para pelear con la fuerza de su casta y su bravura, dando a todos, incluso a aquel que lo mata, una lección de vida y coraje. […] Me gustan los toros bravos hasta la muerte y los toreros tranquilos, lentos, callados y valientes que se les arriman”. Con esa sobredosis de testosterona, es imposible que Pérez-Reverte no despachara sus compatriotas con cajas destempladas: “El español es históricamente un hijo de puta. […] Aquí todos hemos sido igual de hijos de puta, TODOS”. Esa aparente equidad se desvanece cuando se plantea la necesidad de reparar el dolor de las víctimas del franquismo, exhumando los restos de las incontables fosas clandestinas: “El problema es que España es un país inculto, España es un país gozosamente inculto, es un país deliberadamente inculto, que disfruta siendo inculto, que hace ya mucho tiempo que alardea de ser inculto, y con gente así, esa Ley de Memoria Histórica es ponerle una pistola en la mano. No estamos preparados para leyes como ésas”. Iñaki Anasagasti –tan desatinado otras veces- no se equivocaba cuando escribió: “Se nota a la legua que eres un fascista y no te interesa la democracia”.

EL INSPECTOR JOSÉ MARÍA PÉREZ REVERTE

Sin pizca de rubor, Pérez-Reverte ha declarado: “Antes de tener éxito con mis libros, yo era igual de chulo”. Es curioso que en un país tan inculto se vendan tan bien sus novelas o… ¿tal vez esa es la causa de su éxito? Por último, una cuestión personal. Hace unas semanas, escribí un artículo titulado: “Me cago en Pérez-Reverte: ¡Vivan las Brigadas Internacionales!”. Mi texto defendía a los voluntarios difamados por el escritor con su habitual despliegue de mala baba, que acababa su artículo con un rotundo: “Me cago en Hemingway”. No sé si él o los que administran su cuenta en Twitter, bucearon en mi blog y encontraron varios textos humorísticos donde aparezco con una pistola de plástico, fingiendo cara de malo. Pérez-Reverte -o su lacayo- escribió: “¿Ese es el tal Narbona? No querrá que lo tome en serio”. Días más tarde, rescató otra foto donde aparezco con una carabina de perdigones, pregonando que era la prueba inequívoca de mi mediocridad como ser humano y escritor. Solo quiero aclararle que nunca he ocultado mi verdadera identidad: soy un profesor de filosofía jubilado anticipadamente por enfermedad. Escribo crítica literaria en El Cultural desde 2000. Soy bipolar y me han reconocido una discapacidad superior al 65%. No quiero dejar pasar esto por alto, pues quiero brindarle la oportunidad de insultarme por mis problemas de salud. Muy pocos se resisten a esa tentación. Le recuerdo, eso sí, que la sabiduría popular atribuye a los locos el don de decir la verdad. Dado que Pérez-Reverte juega sucio, me permito imitarlo. Esas fotos son pura coña y no demuestran nada. Los verdaderos criminales se ocultan porque matan de verdad. Algo de eso tiene que saber el escritor, pues su hermano era el ex inspector de la Brigada Regional de Policía Judicial de Madrid José María Pérez-Reverte, apodado “Cartago”, jefe de “la mafia policial de los joyeros” que hizo desaparecer a Santiago Corella, el Nani, el primer –pero no único- desaparecido de la democracia. Invito a cualquiera a rastrear la red y hallar una foto del antiguo inspector, con un historial criminal sobrecogedor. El 6 de octubre de 1983 Antonio Vilariño, delincuente habitual, viajaba en un taxi por el Paseo del Prado. Un vehículo le cortó el paso y el inspector Pérez-Reverte abrió la puerta del taxi, disparando a Vilariño tres tiros a bocajarro. Según el informe de los forenses, “el primero a una distancia entre 50 y 100 centímetros; otro, entre 25 y 50 centímetros, y el tercero, que afectó al hígado y el pulmón, fue realizado a una distancia entre 3 y 10 centímetros, lo que supone que se efectuó a cañón tocante, apoyando la pistola sobre la víctima”. El 18 de junio de 1984 Feliciano Martín de Paredes, Pablo Pardo Ruiz y José Luis Fernández salían del taller de joyería situado en la calle Atocha nº 16, 4º piso. Los dos primeros fueron asesinados por el inspector Pérez-Reverte y otros tres policías. El 30 de junio José Luis Fernández, de solo 18 años, fue asesinado por la espalda por la espalda en un polígono de Móstoles. Durante el juicio contra los policías, el fiscal y las acusaciones particulares sostuvieron que “los agentes juzgados se pusieron de acuerdo para apoderarse de las joyas que iban a robar tres atracadores en el taller de joyería Viuda de Tornero, en la calle Atocha de Madrid. También acordaron disparar a quemarropa contra los atracadores y dejar escapar a Corroto para justificar la desaparición del botín”. El inspector Pérez-Reverte afirmó durante el juicio ante la Audiencia Provincial de Madrid que él nunca había disparado a quemarropa –pese a lo que señalaba la autopsia de los forenses-, pues había ganado varias competiciones de tiro y no necesitaba aproximarse tanto: “Si le hubiera puesto la pistola en la cabeza [a Martín de Paredes] lo reviento como a un melón”. El letrado Jaime Sanz de Bremond apuntó que el inspector pretendía “enmascarar su verdadera identidad, ya que su nombre completo es José María Pérez-Reverte Gutiérrez”. Absuelto en el caso del Nani, el inspector Pérez-Reverte fue condenado en diciembre de 1991 a 100 años de prisión por la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Madrid, que consideró probada su responsabilidad en los delitos de robo con muerte dolosa, asesinato múltiple con los agravantes de premeditación y prevalimiento, y delito continuado de falsedad en documento público. Han transcurrido 23 años y las joyas nunca fueron recuperadas. ¿Dónde está José María Pérez, que ya no es inspector y que se ha desprendido del incómodo Reverte? ¿Cuántos años pasó realmente entre rejas? ¿Se le aplicó el mismo rigor que a otros condenados? ¿Pasó por el régimen FIES? Es suficiente escribir mi nombre en Google y aparecen mis fotos con las pistolas. Yo no me escondo, pues es puro teatro. Los asesinos, en cambio, son meticulosos y viven en la sombra.

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LA SOMBRA DEL ASESINO

Sé que Arturo no es responsable de los crímenes de su hermano José María, pero es curioso que presuma de chulo y rete a sus adversarios –un Umbral ya viejo y enfermo- a resolver sus diferencias a puñetazos. ¿Es la violencia un sello de familia? ¿Por qué el intrépido Arturo no utiliza su pluma para aliviar y reparar el dolor de las víctimas de su hermano? Algunos hijos y nietos de destacados nazis han repudiado a sus padres y abuelos. Martin Bormman Jr., ahijado de Hitler e hijo de Martin Bormman, el hombre de confianza del Führer, viajó a Israel para conocer a los supervivientes de la Shoah y pedir perdón por los crímenes de su padre. Imagino que para hacer eso hay que tener huevos. ¿Los tiene Arturo Pérez-Reverte, salvo para amenazar a escritores decrépitos, burlarse de las mujeres, elogiar los toros o echar pestes de los indigentes? No sé si me contestará esta vez, pero no menosprecio su capacidad de hacer daño. Consiguió que El País despidiera al renombrado crítico y profesor de literatura Miguel García-Posada cuando escribió una reseña poco favorable sobre una de sus novelas. Puede que todo lo que yo he escrito –poco- sea una porquería condenada a desparecer por un desagüe, pero no me cabe duda alguna de que Arturo Pérez-Reverte ya se ha ganado un lugar de honor entre el nutrido panteón de impostores y energúmenos de la literatura española contemporánea. Se le recordará por su malicia y sus rebuznos, no por su talento. Y –claro está- por sus santos huevos

 

jueves, 27 de agosto de 2020

KUMARÉ

ineasta que mientras realizaba un documental sobre la cultura india se hizo una pregunta que estoy segura que muchos nos hemos hecho. ¿Cómo existen tantas religiones verdaderas? ¿Cómo es posible que tanta gente siga a tantos gurús convencidos de que son la única verdad y fuente de felicidad?

Esto motivó a Vikram Gandhi a volverse un gurú y crear su propia doctrina. De ahora en adelante sería Kumaré
Junto a una amiga (una especie de PR) empezaron a recorrer distintas zonas, cautivando a la gente con un determinado mensaje, que les prometía la felicidad y una vida plena. ¿El resultado? miles de fanáticos siguiendo a Kumaré.

Después de ver ese documental me dieron muchas ganas de hacer este experimento y con mi amigo que me recomendó el documental comenzamos a fantasear con vestirnos de blanco, pasearnos por distintas ciudades del país predicando algo, cualquier cosa, eso es lo de menos…Les aseguro que más de alguno caería en mi religión y seríamos millo.

Partiríamos en una provincia, ahí es más fácil cautivar a la pipol, ojalá un pueblo chico para hacer la pega rápido de conocer a todos. De ahí con mis fanáticos pasaríamos al pueblo siguiente y así hasta llegar a la capital. Les cobraría mucha plata, eso da credibilidad y lo haría bien exclusivo para mantener cierta intriga.

Los retiros espirituales no podrían falta, serían fuera del país, bien caros y bien lejo. Al final la huea es gastar.

Ya… volviendo al tema, ojo con los Kumaré, que hay muchos dando vuelta…

 

El Mahabharata en español, narración y conclusiones por David Luján

OBJETIVO BIRMANIA

 


BIRMANIA, UNA DICTADURA INACABABLE

Eloy Isorna Artime

Éxodo 90 (sept-oct.’07)
– Autor: Eloy Isorna Artime –
 
Una de las características fundamentales de la llamada revolución del azafrán, protagonizada por los monjes budistas y por el pueblo de Birmania (hoy oficialmente Myanmar) en estos últimos días, es su carácter pacífico. No son los que se manifiestan los que utilizan la fuerza y disparan o provocan cualquier tipo de disturbios, sino que son la policía y los militares, que mantienen una férrea dictadura, los que utilizan la fuerza bruta y disparan sobre monjes y personas pacíficas y desarmadas.

Detrás de esta actitud pacífica no se puede olvidar que, junto al peso de las propias creencias budistas, está el empeño de la Premio Nóbel de la Paz Aung San Suu Kyi en lograr por medios pacíficos una salida a la dictadura.

Birmania es un país históricamente invertebrado que alcanzó su conjunción política de cierta estabilidad bajo el dominio colonialista de los británicos a finales del siglo XIX, y en la que todavía en la actualidad hay algunos pueblos, como los karen, que luchan por su independencia. Es un país compuesto por multitud de pueblos con diversidad de costumbres, creencias y lenguas. Es un país en el que el ejército jugó un papel primordial como “liberador” primero del dominio británico (inicialmente con apoyo japonés) y posteriormente como liberador del “dominio” japonés (con el apoyo de los británicos y las Fuerzas Aliadas), al final de la Segunda Guerra Mundial.

Consiguientemente es un país forjado y educado en el militarismo y en la fuerza del ejército que tiene por héroe nacional al General Aung San. Aung San, padre de la Premio Nóbel de la Paz Aung San Suu Kyi, murió en 1947 en un atentado cuando su hija tenía sólo dos años, y es el héroe por excelencia de Birmania, al que se conmemora anualmente cada 19 de junio en el llamado “Día de los Mártires”.

Birmania es también un país de creencias, fundamentalmente budistas, impregnado de la filosofía de la vida que tales creencias comportan. En este sentido, es de destacar la extraordinaria labor de Suu Kyi por poner de manifiesto que los conceptos de democracia y respeto a los derechos humanos son universales, insertos en las propias esencias de la enseñanza budista, y no solamente conceptos “occidentales” como pretende la propaganda oficial de la Junta Militar.

El 4 de enero de 1948 Birmania se constituyó por primera vez como país independiente en un ambiente democrático y lleno de esperanzas de futuro. Pero esa esperanza pronto se vio truncada por el segundo golpe de Estado (el primero se produjo ya en 1958) del General Ne Win, que se produjo en 1962 y que derrotó al legítimo gobierno presidido por U Nu, fruto de las elecciones democráticas celebradas en 1960. A partir de este momento se constituyó una dictadura militar, dirigida por una Junta que, más allá de la pervivencia personal de sus integrantes, se mantiene en el tiempo renovándose a sí misma. Consiguientemente, fueron apenas 15 años de libertad democrática los que pudo vivir Birmania hasta la fecha, desde 1948 a 1962, no teniendo ocasión de formarse ni de desarrollar instituciones, ni experiencias democráticas, ni de vivir las exigencias prácticas de su desarrollo.

En este contexto, en 1988 se produjeron importantes manifestaciones de protesta contra el régimen militar y hubo una fuerte y sangrienta represión. La crisis política en la que derivaron estos acontecimientos y su repercusión internacional llevaron a los dirigentes militares a anunciar la celebración de elecciones democráticas con la pretensión de que fueran “ganadas” por el régimen. No contaban los militares con que, por aquellos días, la hija del héroe Aung San, llamada Aung San Suu Kyi, que había vuelto a Birmania (pues vivía por entonces en Inglaterra) para cuidar a su madre enferma, tomando conciencia de la lamentable situación de su país, iba a involucrarse directamente en la lucha pacífica por la democracia y el respeto a los derechos humanos, fundando, con el propósito de presentarse a las elecciones, un partido político llamado “Liga Nacional para la Democracia” (NLD).

Temiendo que la Liga pudiera ganar las elecciones, el 20 de julio de 1989 los militares recluyeron a Suu Kyi bajo estrecha vigilancia. Las elecciones se celebraron el 27 de mayo de 1990 y fueron ganadas por el partido liderado por Suu Kyi, que obtuvo 392 de los 485 escaños en liza, pese a que la propia Suu no pudo ser presentada como candidata. Desde entonces Suu Kyi permaneció bajo arresto, brevemente interrumpido en diversas coyunturas políticas, y no volvió a salir de Birmania, pese a que este sería el ferviente deseo de la Junta Militar, porque sabía que si salía los militares no la volverían a dejar entrar de nuevo en el país.

En 1990 el Parlamento Europeo otorgó a Suu Kyi el premio “Sajarov “ y en 1991 fue galardonada con el premio Nóbel de la Paz. Vemos pues que cuando Suu Kyi habla de la democracia, de la defensa de los derechos humanos, del miedo y de la lucha pacífica, con rechazo explícito de la violencia, no habla simplemente desde una perspectiva conceptual o ideológica, sino desde su propia vida. De aquí también que Suu Kyi se haya convertido no sólo en un referente indiscutible para todo el pueblo birmano, sino para todos aquellos que de buena fe luchan por la democracia real, por la defensa de los derechos humanos y por organizar una vida en libertad, es decir, libre del miedo.

Democracia, defensa de los derechos humanos y libertad frente al miedo constituyen tres ejes clave del pensamiento y de la acción de Daw Aung San Suu Kyi. La defensa que hace de la democracia va íntimamente unida a la defensa que hace de los Derechos Humanos y también del pacifismo como doctrina práctica. Porque se trata de un pacifismo activo que supone lucha, acción, valentía, riesgo, enfrentamiento y esfuerzo. Y, desde luego, sentirse libres dominando el miedo. Y cuando Suu Kyi habla de las leyes las contempla tanto o más como referente de defensa del propio ciudadano, frente a la actuación indiscriminada del Estado, que como carga o limitación que el ciudadano deba soportar. Por ello, reclama leyes justas y eficaces frente a la sistemática transgresión de los derechos humanos y actuación arbitraria del poder.

Las palabras de Suu Kyi tienen un frescor inusitado y lo que ella dice para Birmania debe hacernos reflexionar sobre el funcionamiento de nuestra propia realidad democrática. La acción es importante en el pensamiento de Suu Kyi. Václav Havel (ex presidente de la República Checa) nos recuerda en un artículo publicado en “El País” el 21 de octubre de 2003 las palabras de Suu: “Hablar de cambio no es suficiente, es necesario que éste se produzca”.

Cuando Suu Kyi se refiere a la democracia está hablando de la búsqueda de una democracia efectiva (sabiendo que el ideal es siempre imposible), y de leyes eficaces para luchar contra la corrupción, contra la opresión, contra el miedo y que estimulen la justicia. Es decir, de una democracia no sólo basada en unas reglas de juego formalmente reconocidas, sino también en comportamientos políticos y sociales, democráticos, no corruptos, no manipuladores y respetuosos con la disidencia.

En su trabajo “En busca de la democracia” no puede olvidar las dificultades concretas que ésta puede encontar en su país, ya que los adversarios del movimiento a favor de la democracia en Birmania han intentado socavarlo difundiendo calumnias sobre la capacidad del pueblo para juzgar lo que convenía a la nación y condenando los principios básicos de la democracia por ser antibirmanos. (Vid. “En busca de la democracia”, en “Libres del miedo y otros escritos”, editado por Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores. Barcelona, 1994, pág. 229 y sgtes.)

Finalmente, un apunte sobre el miedo. El miedo a enfrentarse a uno mismo, a conocerse, y el miedo a lo que nos llega o nos puede llegar desde fuera, no es sólo un miedo de Suu Kyi, es un miedo universal que, de una u otra forma, puede afectarnos a todos. A ambos miedos se ha enfrentado Suu Kyi en diversos momentos de su vida, de modo que no duda en referirse al miedo cuando tiene que escribir un texto, publicado como artículo, para conmemorar la concesión por parte del Parlamento Europeo del Premio por la Libertad de Pensamiento, Sajarov de 1990, artículo publicado en 1991 en varios periódicos y revistas de todo el mundo. En la edición en España de los escritos de Suu Kyi, realizada por Galaxia- Gutemberg y CÍrculo de Lectores en 1994, este artículo es el que da título a la obra: ”Libres del miedo y otros escritos”. Comienza este artículo diciendo: “No es el poder el que corrompe sino el miedo. El miedo a perder el poder corrompe a los que lo detentan y el miedo al látigo del poder corrompe a los que están sujetos al mismo”. Y, más adelante, afirma: “El esfuerzo necesario para conservarse incorruptos en un ambiente en el que el miedo es parte integral de la existencia cotidiana no les resulta evidente a quienes tienen la suerte de vivir en un Estado de derecho”. “Las leyes no sólo evitan la corrupción castigando de forma imparcial a los que las quebrantan, sino que también ayudan a crear una sociedad en la que las personas pueden satisfacer las condiciones básicas necesarias para conservar su dignidad sin tener que recurrir a prácticas corruptas. Cuando no existen esas leyes, la carga de mantener los principios de justicia y decoro recae en el hombre de la calle. Solamente el efecto acumulado del esfuerzo sostenido y de la resistencia de aquél podrá convertir una nación en la que la razón y la conciencia están pervertidas por el miedo, en una nación en la que existan normas legales idóneas para impulsar el deseo humano de armonía y justicia, reprimiendo al mismo tiempo los rasgos destructivos que también están presentes en el hombre”.

Leyendo a Suu Kyi, repasando los hitos de su vida, no cabe ya asombrarse de que sea el referente de todos los birmanos de buena fe, ni que se haya constituido en un referente en las recientes manifestaciones de los monjes birmanos.

Sólo cabe esperar ahora que los esfuerzos de los países de occidente frente a la Junta Militar Birmana y frente a sus sostenedores, especialmente China y Rusia, logre abrir un camino de negociación que, de una vez por todas, permita al pueblo birmano disfrutar en paz de sus libertades y construir una sociedad democrática y libre del miedo.

 

LA INFAME DICTADURA BIRMANA


 


BIRMANIA, UNA DICTADURA INACABABLE

Eloy Isorna Artime

Éxodo 90 (sept-oct.’07)
– Autor: Eloy Isorna Artime –
 
Una de las características fundamentales de la llamada revolución del azafrán, protagonizada por los monjes budistas y por el pueblo de Birmania (hoy oficialmente Myanmar) en estos últimos días, es su carácter pacífico. No son los que se manifiestan los que utilizan la fuerza y disparan o provocan cualquier tipo de disturbios, sino que son la policía y los militares, que mantienen una férrea dictadura, los que utilizan la fuerza bruta y disparan sobre monjes y personas pacíficas y desarmadas.

Detrás de esta actitud pacífica no se puede olvidar que, junto al peso de las propias creencias budistas, está el empeño de la Premio Nóbel de la Paz Aung San Suu Kyi en lograr por medios pacíficos una salida a la dictadura.

Birmania es un país históricamente invertebrado que alcanzó su conjunción política de cierta estabilidad bajo el dominio colonialista de los británicos a finales del siglo XIX, y en la que todavía en la actualidad hay algunos pueblos, como los karen, que luchan por su independencia. Es un país compuesto por multitud de pueblos con diversidad de costumbres, creencias y lenguas. Es un país en el que el ejército jugó un papel primordial como “liberador” primero del dominio británico (inicialmente con apoyo japonés) y posteriormente como liberador del “dominio” japonés (con el apoyo de los británicos y las Fuerzas Aliadas), al final de la Segunda Guerra Mundial.

Consiguientemente es un país forjado y educado en el militarismo y en la fuerza del ejército que tiene por héroe nacional al General Aung San. Aung San, padre de la Premio Nóbel de la Paz Aung San Suu Kyi, murió en 1947 en un atentado cuando su hija tenía sólo dos años, y es el héroe por excelencia de Birmania, al que se conmemora anualmente cada 19 de junio en el llamado “Día de los Mártires”.

Birmania es también un país de creencias, fundamentalmente budistas, impregnado de la filosofía de la vida que tales creencias comportan. En este sentido, es de destacar la extraordinaria labor de Suu Kyi por poner de manifiesto que los conceptos de democracia y respeto a los derechos humanos son universales, insertos en las propias esencias de la enseñanza budista, y no solamente conceptos “occidentales” como pretende la propaganda oficial de la Junta Militar.

El 4 de enero de 1948 Birmania se constituyó por primera vez como país independiente en un ambiente democrático y lleno de esperanzas de futuro. Pero esa esperanza pronto se vio truncada por el segundo golpe de Estado (el primero se produjo ya en 1958) del General Ne Win, que se produjo en 1962 y que derrotó al legítimo gobierno presidido por U Nu, fruto de las elecciones democráticas celebradas en 1960. A partir de este momento se constituyó una dictadura militar, dirigida por una Junta que, más allá de la pervivencia personal de sus integrantes, se mantiene en el tiempo renovándose a sí misma. Consiguientemente, fueron apenas 15 años de libertad democrática los que pudo vivir Birmania hasta la fecha, desde 1948 a 1962, no teniendo ocasión de formarse ni de desarrollar instituciones, ni experiencias democráticas, ni de vivir las exigencias prácticas de su desarrollo.

En este contexto, en 1988 se produjeron importantes manifestaciones de protesta contra el régimen militar y hubo una fuerte y sangrienta represión. La crisis política en la que derivaron estos acontecimientos y su repercusión internacional llevaron a los dirigentes militares a anunciar la celebración de elecciones democráticas con la pretensión de que fueran “ganadas” por el régimen. No contaban los militares con que, por aquellos días, la hija del héroe Aung San, llamada Aung San Suu Kyi, que había vuelto a Birmania (pues vivía por entonces en Inglaterra) para cuidar a su madre enferma, tomando conciencia de la lamentable situación de su país, iba a involucrarse directamente en la lucha pacífica por la democracia y el respeto a los derechos humanos, fundando, con el propósito de presentarse a las elecciones, un partido político llamado “Liga Nacional para la Democracia” (NLD).

Temiendo que la Liga pudiera ganar las elecciones, el 20 de julio de 1989 los militares recluyeron a Suu Kyi bajo estrecha vigilancia. Las elecciones se celebraron el 27 de mayo de 1990 y fueron ganadas por el partido liderado por Suu Kyi, que obtuvo 392 de los 485 escaños en liza, pese a que la propia Suu no pudo ser presentada como candidata. Desde entonces Suu Kyi permaneció bajo arresto, brevemente interrumpido en diversas coyunturas políticas, y no volvió a salir de Birmania, pese a que este sería el ferviente deseo de la Junta Militar, porque sabía que si salía los militares no la volverían a dejar entrar de nuevo en el país.

En 1990 el Parlamento Europeo otorgó a Suu Kyi el premio “Sajarov “ y en 1991 fue galardonada con el premio Nóbel de la Paz. Vemos pues que cuando Suu Kyi habla de la democracia, de la defensa de los derechos humanos, del miedo y de la lucha pacífica, con rechazo explícito de la violencia, no habla simplemente desde una perspectiva conceptual o ideológica, sino desde su propia vida. De aquí también que Suu Kyi se haya convertido no sólo en un referente indiscutible para todo el pueblo birmano, sino para todos aquellos que de buena fe luchan por la democracia real, por la defensa de los derechos humanos y por organizar una vida en libertad, es decir, libre del miedo.

Democracia, defensa de los derechos humanos y libertad frente al miedo constituyen tres ejes clave del pensamiento y de la acción de Daw Aung San Suu Kyi. La defensa que hace de la democracia va íntimamente unida a la defensa que hace de los Derechos Humanos y también del pacifismo como doctrina práctica. Porque se trata de un pacifismo activo que supone lucha, acción, valentía, riesgo, enfrentamiento y esfuerzo. Y, desde luego, sentirse libres dominando el miedo. Y cuando Suu Kyi habla de las leyes las contempla tanto o más como referente de defensa del propio ciudadano, frente a la actuación indiscriminada del Estado, que como carga o limitación que el ciudadano deba soportar. Por ello, reclama leyes justas y eficaces frente a la sistemática transgresión de los derechos humanos y actuación arbitraria del poder.

Las palabras de Suu Kyi tienen un frescor inusitado y lo que ella dice para Birmania debe hacernos reflexionar sobre el funcionamiento de nuestra propia realidad democrática. La acción es importante en el pensamiento de Suu Kyi. Václav Havel (ex presidente de la República Checa) nos recuerda en un artículo publicado en “El País” el 21 de octubre de 2003 las palabras de Suu: “Hablar de cambio no es suficiente, es necesario que éste se produzca”.

Cuando Suu Kyi se refiere a la democracia está hablando de la búsqueda de una democracia efectiva (sabiendo que el ideal es siempre imposible), y de leyes eficaces para luchar contra la corrupción, contra la opresión, contra el miedo y que estimulen la justicia. Es decir, de una democracia no sólo basada en unas reglas de juego formalmente reconocidas, sino también en comportamientos políticos y sociales, democráticos, no corruptos, no manipuladores y respetuosos con la disidencia.

En su trabajo “En busca de la democracia” no puede olvidar las dificultades concretas que ésta puede encontar en su país, ya que los adversarios del movimiento a favor de la democracia en Birmania han intentado socavarlo difundiendo calumnias sobre la capacidad del pueblo para juzgar lo que convenía a la nación y condenando los principios básicos de la democracia por ser antibirmanos. (Vid. “En busca de la democracia”, en “Libres del miedo y otros escritos”, editado por Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores. Barcelona, 1994, pág. 229 y sgtes.)

Finalmente, un apunte sobre el miedo. El miedo a enfrentarse a uno mismo, a conocerse, y el miedo a lo que nos llega o nos puede llegar desde fuera, no es sólo un miedo de Suu Kyi, es un miedo universal que, de una u otra forma, puede afectarnos a todos. A ambos miedos se ha enfrentado Suu Kyi en diversos momentos de su vida, de modo que no duda en referirse al miedo cuando tiene que escribir un texto, publicado como artículo, para conmemorar la concesión por parte del Parlamento Europeo del Premio por la Libertad de Pensamiento, Sajarov de 1990, artículo publicado en 1991 en varios periódicos y revistas de todo el mundo. En la edición en España de los escritos de Suu Kyi, realizada por Galaxia- Gutemberg y CÍrculo de Lectores en 1994, este artículo es el que da título a la obra: ”Libres del miedo y otros escritos”. Comienza este artículo diciendo: “No es el poder el que corrompe sino el miedo. El miedo a perder el poder corrompe a los que lo detentan y el miedo al látigo del poder corrompe a los que están sujetos al mismo”. Y, más adelante, afirma: “El esfuerzo necesario para conservarse incorruptos en un ambiente en el que el miedo es parte integral de la existencia cotidiana no les resulta evidente a quienes tienen la suerte de vivir en un Estado de derecho”. “Las leyes no sólo evitan la corrupción castigando de forma imparcial a los que las quebrantan, sino que también ayudan a crear una sociedad en la que las personas pueden satisfacer las condiciones básicas necesarias para conservar su dignidad sin tener que recurrir a prácticas corruptas. Cuando no existen esas leyes, la carga de mantener los principios de justicia y decoro recae en el hombre de la calle. Solamente el efecto acumulado del esfuerzo sostenido y de la resistencia de aquél podrá convertir una nación en la que la razón y la conciencia están pervertidas por el miedo, en una nación en la que existan normas legales idóneas para impulsar el deseo humano de armonía y justicia, reprimiendo al mismo tiempo los rasgos destructivos que también están presentes en el hombre”.

Leyendo a Suu Kyi, repasando los hitos de su vida, no cabe ya asombrarse de que sea el referente de todos los birmanos de buena fe, ni que se haya constituido en un referente en las recientes manifestaciones de los monjes birmanos.

Sólo cabe esperar ahora que los esfuerzos de los países de occidente frente a la Junta Militar Birmana y frente a sus sostenedores, especialmente China y Rusia, logre abrir un camino de negociación que, de una vez por todas, permita al pueblo birmano disfrutar en paz de sus libertades y construir una sociedad democrática y libre del miedo.

jueves, 20 de agosto de 2020

INFAMES IMITACIONES CHINAS

 BURDAS COPIAS CHINAS

Desde hace algunos años China ha reemplazado a Japón en el afán plagiario. La diferencia es que la calidad y diseño chinos dejan mucho que desear.










sábado, 13 de junio de 2020

BOUDICA, REINA CELTA

Tácito y Dion Casio coinciden en que Boudica provenía de familia de aristócratas icenos. De ella narra Dión Casio que «poseía una inteligencia mayor que la que generalmente tienen las mujeres», que era alta, de voz áspera y mirada feroz, cabello pelirrojo hasta la cadera, túnica de muchos colores y un manto grueso ajustado con un broche. Siempre usaba un grueso collar de oro, posiblemente un torque, aditamento que entre los pueblos celtas siempre significaba nobleza.
Su esposo Prasutago (Prasutagus), probablemente llamado Esuprasto (Esuprastus), era el rey de los icenos, tribu que habitaba la zona del actual Norfolk (al este de Inglaterra). Al principio no fueron parte del territorio invadido por los romanos, porque tuvieron el estatuto de aliados durante la conquista romana de Britania llevada a cabo por Claudio y sus generales en el año 43.
Como todos los pueblos celtas, daban gran importancia a su independencia, habiéndose dado varios roces entre los romanos y los icenos con anterioridad al levantamiento del año 60, el más importante de los cuales se verificó cuando el entonces gobernador de Britania Publio Ostorio Escápula los amenazó con desarmarlos.1
Sin embargo, Prasutago vivió una larga vida de riqueza. El problema era que no tenía hijos varones y que, aunque la realeza podía pasar a sus hijas según la costumbre celta, ello sin embargo no aseguraba la independencia formal frente al Imperio romano, ya que para los celtas existe igualdad entre el hombre y la mujer pero para los romanos no; por eso a Roma se le ocurrió la idea de nombrar al emperador romano coheredero de su reino, junto con sus dos hijas. Este tipo de testamentos era habitual en la época romana (recordemos la donación del reino de Pérgamo) al completo, pues así se conseguía que, al menos durante la vida del rey vasallo, se respetara un estatus de semi-independencia.23
Debido a estos factores y a que la ley romana solo permitía la herencia por línea paterna, cuando Prasutago murió, su idea de preservar su linaje fue ignorada, y su reino fue anexionado como si hubiera sido conquistado. Las tierras y todos los bienes fueron confiscados, y los nobles tratados como esclavos. Debido a que Prasutago había vivido pidiendo prestado dinero a los romanos, al fallecer él todos sus súbditos quedaron ligados a esa deuda, que Boudica, la entonces reina, no podía pagar.
Dion Casio dice que los publicanos romanos (incluido Séneca el Joven), desencadenaron la violencia saqueando las aldeas y tomando esclavos como pago de la deuda. Tácito parece apoyar esto al criticar —en referencia a este tema— al procurador Cato Deciano por su "avaricia". De acuerdo con Tácito, los romanos azotaron a Boudica y violaron a sus dos hijas, lo que desató la furia incontenible de la reina.
En el año 60 o 61, mientras el gobernador Cayo Suetonio Paulino estaba en el norte de Gales llevando a cabo una campaña en la isla de Mona, hoy Anglesey, que era un refugio de los británicos rebeldes y un centro druídico, los icenos conspiraron, entre otros con sus vecinos, los trinovantes, para levantarse contra los romanos y eligieron a Boudica como su líder.
Es posible que se inspiraran en el ejemplo de Arminio, el príncipe de los Queruscos, que en el año 9 había masacrado a tres legiones romanas en la batalla del bosque de Teutoburgo o que recordaran a sus propios ancestros, que habían luchado contra Julio César cuándo éste desembarcó por dos veces en Britania.4
Lo cierto es que Dion Casio dice que Boudica empleó un método de adivinación liberando a una liebre de entre los pliegues de su ropa e interpretando la dirección en que corría, e invocó a Andraste, la diosa britana de la victoria.
El primer blanco de los rebeldes fue Camulodunum (Colchester), la antigua capital de Trinovantia, que se había convertido en colonia romana. Los soldados veteranos romanos se habían establecido allí siguiendo la costumbre romana, y se había erigido un templo al emperador Claudio a expensas de los trinovantes. Esto hizo que la ciudad se convirtiera en un foco de resentimiento.
El futuro gobernador, Quinto Petilio Cerial, entonces legado de la Legión IX Hispana, intentó socorrer a la ciudad con un destacamento de esa legión, pero sus fuerzas fueron derrotadas. Su infantería fue emboscada en una zona boscosa y solo el comandante y parte de su caballería consiguieron escapar. Deciano Cato, provocador de los acontecimientos por su codicia, consideró más prudente poner tierra de por medio y huyó hacia la Galia.
Cuando las noticias llegaron a Cayo Suetonio Paulino (gobernador de Britania), éste ordenó dirigirse a Londinium, el próximo objetivo de Boudica; pero ante la imposibilidad de defenderla, se retiró de la ciudad, permitiendo así a Boudica incendiarla y masacrar a sus habitantes. Suetonio Paulino no llegó a tiempo para defender Verulamium, y la ciudad también fue arrasada.
Por fin, Suetonio y Boudica entablaron combate en la batalla de Watling Street, en un lugar todavía no determinado, en la ruta actualmente llamada Watling Street, entre la antigua Londinium y Viroconium (actualmente Wroxeter en Shropshire).
Los romanos estaban en gran inferioridad numérica, 5 a 1 aproximadamente, pero se ubicaron en un terreno rodeado de bosques, donde no podían ser flanqueados, rebasados ni emboscados. El ejército romano estaba bien disciplinado y armado; el de Boudica era muy numeroso pero poco uniforme en cuanto a las armas que portaban y a la edad de los guerreros, desde niños de 10 años hasta ancianos, lo que era común en la cultura celta.
La noche previa a la batalla, después de ordenar levantar el campamento, Suetonio solicitó ser despertado tan pronto el ejército rebelde se presentase en el campo de batalla. Cuando ello ocurrió, las legiones se formaron en filas de siete en fondo, con sus escudos, espadas y lanzas (dos por cada soldado). Cuando Suetonio vio que en el campo enemigo los carros de transporte y las familias de los guerreros habían sido colocados detrás de los combatientes, comprendió que había ganado la batalla. Cuando la infantería britana atacó, las mucho más disciplinadas formaciones romanas hicieron caer sobre ellos una lluvia de lanzas que diezmó sus primeras líneas. Eso sumió en la confusión a los britanos y los hizo retroceder, dejando en el campo gran cantidad de muertos. Suetonio ordenó a sus soldados avanzar a paso lento pero sostenido, en una línea en forma de sierra dentada, cubriendo sus flancos con sus escudos. Al verlos venir, los guerreros de Boudica volvieron a cargar, encajonándose entre los "dientes" de las filas romanas. Los legionarios de la primera hilera, defendidos por los escudos, atravesaron con sus espadas a centenares de atacantes, casi sin recibir daños. Al cabo de cuatro o cinco minutos de combate, a una señal de sus oficiales, dejaban el puesto al que formaba detrás, colocándose en la última posición. Eso permitía entrar en combate a soldados "frescos" y recuperar fuerzas a los que habían peleado.

Mapa de las rutas romanas en Britania, en el siglo I a. C.
La masacre fue total y, al no poder perforar la formación enemiga, los britanos sintieron pánico y comenzaron a retroceder, aplastándose unos a otros mientras los romanos seguían su avance implacablemente.
En su desesperación por huir, los britanos no solo empujaron a los guerreros que avanzaban detrás sino a las mujeres, niños y ancianos que aguardaban el desenlace de la batalla en la cercanía de los carros. La avalancha que produjeron fue tal, que cerca de 40 000 murieron aplastados entre los combatientes en desbandada y los vehículos que impedían la retirada.
Los romanos no tuvieron piedad, ni siquiera de mujeres encintas y niños, y durante horas se dedicaron a masacrar a los heridos y a perseguir a los que habían logrado traspasar la línea de los carromatos.
Boudica acabó suicidándose con veneno para evitar que los romanos la atraparan, según Tácito, aunque Dion Casio da otra versión de los hechos.5​ Boudica y sus dos hijas, que también lucharon ferozmente en la batalla, nunca fueron encontradas muertas.

Tal fue el grado de violencia que los romanos aplicaron que durante los cuatro siglos siguientes la provincia se mantuvo en paz. Incluso el emperador Nerón calificó de "muy duro" el castigo infligido a los celtas que lucharon en esa batalla.