jueves, 2 de junio de 2016

EL VERDADERO INVENTOR DEL TELÉFONO

Antonio Santi Giuseppe Meucci (Florencia13 de abril de 1808-Nueva York18 de octubre de 1889) fue el inventor delteletrófono, posteriormente bautizado como teléfono, entre otras innovaciones técnicas. Desarrolló un teléfono neumático (precursor de su teletrófono) que hoy todavía se utiliza en el Teatro della Pergola de Florencia y que luego perfeccionó en el teatro Tacón de La Habana. Creó un nuevo sistema de galvanizado, un sistema de filtros para la depuración del agua e introdujo el uso de la parafina en la fabricación de velas. También desarrolló un sistema de electroshocks terapeúticos que administraba en La Habana. El gobierno de Italia lo honra con el título de Inventore ufficiale del telefono.1

Vida[editar]

Estudió ingeniería química e ingeniería industrial en la Academia de Bellas Artes de Florencia. Se casó el 7 de agosto de 1834con Ester Mochi. Luego fue acusado de participar en una conspiración del Movimiento de Unificación Italiana y fue encarcelado tres meses.
En octubre de 1835 Meucci y su esposa dejaron Florencia para nunca regresar. Emigraron al continente americano, parando primero en Cuba donde Meucci aceptó un trabajo en el Gran Teatro de Tacón en La Habana. Luego en 1850, Meucci y su esposa emigraron a los Estados Unidos, y llegaron a Clifton (en Staten IslandNueva York) donde Meucci vivió el resto de su vida.
En su nuevo hogar, Meucci fue siempre respetado como un prohombre de la comunidad italiana de Nueva York. Había levantado una fábrica de velas y acogía a cualquier italiano que necesitara un empujón. Garibaldi pasó por casa de Meucci durante su periplo americano.
Alrededor del año 1875 Meucci construyó un teléfono para conectar su oficina con su dormitorio ubicado en el segundo piso, debido al reumatismo de su esposa. Sin embargo, carecía del dinero suficiente para patentar su invento, por lo que lo presentó a una empresa que no solo no le prestó atención, sino que tampoco le devolvió los materiales. Al parecer, y esto no está probado, dichos materiales cayeron en manos de Alexander Graham Bell quien se sirvió de ellos para desarrollar su teléfono, que presentó como propio. El 11 de junio de 2002 el Congreso de los Estados Unidos aprobó la resolución 269 por la que reconoció que el inventor del teléfono había sido Meucci y no Bell.
Bell cuenta con otros inventos como la balanza de inducción, un prototipo de pulmón de acero para la respiración artificial, el fotófono, el radiófono y el grafófono, pero no el teléfono, del que, sin embargo, fue el mayor beneficiario.

Meucci contra Bell[editar]

En 1860 Meucci saca a la luz su invento. En una demostración pública, la voz de un cantante es reproducida a una considerable distancia. La prensa italiana de Nueva Yorkpublica una descripción del invento y un tal Sr. Bendelari se lleva a Italia un prototipo y documentación para producirlo allí, pero no se vuelve a saber de él, como tampoco se materializa ninguna de las ofertas que surgen tras la demostración.
Meucci, en una situación económica precaria, se ve obligado a vender los derechos de sus otros inventos para sostenerse y a duras penas puede ir pagando los gastos de la patente del teléfono. Un accidente, la explosión del vapor Westfield, del que sale con severas quemaduras, obliga a su esposa a vender los trabajos de Antonio a un prestamista por 6 USD. Cuando, una vez repuesto, vuelve para recuperarlos la casa de empeño dice haberlos vendido a un hombre joven al que nunca se pudo identificar.
Meucci trabaja intensamente en la reconstrucción de su mayor invento, consciente de que alguien puede robarle la patente, pero incapaz de reunir los 250 USD que cuesta la patente definitiva, tiene que conformarse con un trámite preliminar de presentación de documentación que registra el 28 de diciembre de 1871 y que puede permitirse renovar sólo en 1872 y 1873.
En cuanto tiene el acuse de recibo de Patentes, vuelve a empeñarse en demostrar el potencial de su invento. Para ello, ofrece una demostración del telégrafo parlante a un empresario llamado Edward B. Grant, vicepresidente de una filial de la Western Union Telegraph Company. Cada vez que Meucci trataba de avanzar, se le decía que no había hueco para su demostración, así que a los dos años, Meucci pidió que le devolvieran su material, a lo que le contestaron que se había perdido.
En 1876Alexander Graham Bell registró una patente que realmente no describe el teléfono pero lo refiere como tal. Cuando Meucci se enteró, pidió a su abogado que reclamara ante la oficina de patentes de los Estados Unidos en Washington, algo que nunca sucedió. Sin embargo, un amigo que tenía contactos en Washington, se enteró de que toda la documentación referente al telégrafo parlante registrada por Meucci se había perdido. Una investigación posterior puso en evidencia un delito de prevaricación por parte de algunos empleados de la oficina de patentes con la compañía de Bell. En un litigio posterior entre Bell y Western Union, afloró que existía un acuerdo por el cual Bell pagaría a la Western Union un 20% de los beneficios derivados de la comercialización de su invento durante 17 años.
En el proceso legal de 1886 tuvo que lidiar incluso contra sus propios abogados, presionados por el poderoso Bell. Pero Meucci supo hacer entender al juez que no cabía duda en cuanto a la autoría del invento registrado. A pesar de la declaración pública del entonces Secretario de Estado: “existen suficientes pruebas para dar prioridad a Meucci en la invención del teléfono", el gobierno de los Estados Unidos inició acciones legales por fraude contra la patente de Bell y el proceso fue embarrancado en el arenal de los recursos por sus abogados, hasta cerrarse con la muerte de Meucci en 1889.
El 11 de junio de 2002, el Boletín Oficial de la Cámara de Representantes de los EE. UU. publica la Resolución Nº269 por la que se honra la vida y el trabajo del inventor italoestadounidense. En la misma se reconoce que fue más bien Meucci antes que Bell quien fue el inventor del teléfono. Reconoce además que demostró y publicó su invento en 1860 y concluye con un reconocimiento a su realización en dicha invención.


    Véase también[editar]

    jueves, 26 de mayo de 2016

    HEDY LAMARR, LA BELLÍSIMA ACTRIZ Y SOBRESALIENTE INGENIERA QUE INVENTÓ EL WIFI

    Fue la única hija de un matrimonio de judíos secularizados. Su madre, Gertrud Lichtwitz, era pianista, nacida en Budapest y su padre, Emil, era banquero nacido en Leópolis. Desde pequeña destacó por su inteligencia y fue considerada por sus profesores como superdotada. Empezó sus estudios de ingeniería a los 16 años, pero tres años más tarde, en 1933, abandonó la ingeniería atraída por su vena artística, y empezó en el teatro berlinés como alumna del director Max Reinhardt.
    Así inició su carrera cinematográfica, y pronto sería mundialmente famosa por la secuencia de la película Éxtasis (1933), en la que aparece completamente desnuda, primero al borde de un lago, y luego corriendo por la campiña checa. Por dicha escena se la conocería como la primera mujer en la historia del cine que apareciera desnuda en una película comercial.2
    Atraído por la película,[cita requerida] el magnate de la industria armamentística Friedrich Mandl arregló con sus padres un matrimonio de conveniencia y fue prometida en matrimonio en contra de su voluntad. Hedy calificó posteriormente esa época como de auténtica esclavitud.
    Su marido –también de origen judío– era proveedor de municiones, de aviones de combate y de sistemas de control de Adolf Hitler y de Benito Mussolini (de quienes era amigo personal), según narra Lamarr en sus memorias.3 Esas ventas de material militar fueron realizadas durante la ocupación de Abisinia (hoy Etiopía). Tras casarse el 10 de agosto de 1933, él intentó infructuosamente hacerse con todos los ejemplares existentes de la película en la que su esposa aparecía desnuda. Muy celoso, la obligaba a acompañarle en todas las cenas y viajes de negocios. Fue encerrada en casa y sometida a un estricto control. Hedy tuvo que abandonar su incipiente carrera cinematográfica, y cualquier otro tipo de actividad que no fuera la de simple comparsa de Mandl. Ella cuenta que tan solo podía bañarse o desnudarse cuando su marido estaba a su lado, acechándola.
    Por otra parte, Hedy había aprovechado su soledad para continuar sus estudios de ingeniería, y utilizar su inteligencia para obtener de los clientes y proveedores de su marido los pormenores de la tecnología armamentística de la época. Dichos conocimientos fueron cedidos por la actriz a las autoridades de los Estados Unidos años más tarde; igualmente algunas reuniones le sirvieron de guía para idear y patentar, en los años 1940, la técnica de conmutación de frecuencias, que le devolvería notoriedad en los últimos años de su vida.
    Durante su enclaustramiento mantiene una relación sentimental con su asistenta. Dicha relación le permitió obtener la ayuda necesaria para escapar. En una rocambolesca historia de amor, Hedy consigue la infraestructura necesaria para preparar un completo plan de fuga y escapar para siempre de las garras de su marido. Escapando por una ventana del baño de un restaurante, huye en automóvil hasta París (Francia), seguida de cerca por los guardaespaldas de su marido.[cita requerida], aunque la versión que ella misma cuenta en su autobiografía es algo diferente: Administró un somnífero a su asistenta y pudo salir de su casa disfrazada de esta (la había contratado hacía poco justamente para este objetivo, por parecérsele físicamente). De esta manera pudo llegar a la estación de tren y viajar hasta París por este medio.
    Hollywood[editar]
    https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/3/31/John_Hodiak_and_Hedy_Lamarr_in_A_Lady_Without_Passport_trailer.JPG/220px-John_Hodiak_and_Hedy_Lamarr_in_A_Lady_Without_Passport_trailer.JPG
    John Hodiak y Lamarr in A Lady Without Passport (1950)
    En 1937 Hedwig escapó al fin de Mandl. Ya en París, consiguió viajar más tranquilamente a Londres (Reino Unido). Allí conoció a Louis B. Mayer, el empresario de la Metro Goldwyn Mayer (M-G-M). Vendió sus joyas y huyó a los Estados Unidos, en el mismo barco en que él regresaba, para convencerlo de que la contratara como actriz. Al llegar a tierra, ya tenía un contrato de siete años y un nuevo nombre: Hedy Lamarr.4
    Así renació, pues volvió de nuevo a su vida como actriz. Había hecho hasta entonces, además de la película checoslovaca Éxtasis, cuatro películas alemanas, además de la citada: Dinero en la calle (1930), La mujer de Lindenau (1931), Las aventuras del señor O. F.(1931), y No necesitamos dinero (1932). Gracias a su fama, le fue posible viajar a Hollywood, donde sería protegida por Louis B. Mayer quien además, le daría un nuevo nombre inspirado en la actriz Barbara La Marr, antigua amante de Louis, que falleció en trágicas circunstancias.
    Tras el estreno de su primer largometraje en los EE. UU., Algiers (1938), junto con Charles Boyer, y bajo contrato con la M-G-M,5empezó a destacar en Hollywood con Lady of the Tropics (1939), y con I Take This Woman (1940). Hedy Lamarr trabajó entre otros conKing Vidor (Camarada X, Cenizas de amor), Jacques Tourneur (Noche en el alma, 1944), Robert Stevenson (Pasión que redime, 1947) y Cecil B. DeMille (Sansón y Dalila, 1949). No tuvo, sin embargo, demasiado éxito al elegir sus




    domingo, 3 de abril de 2016

    desde Cáceres: EL TRISTE FINAL DEL SAHARA ESPAÑOL

    Han pasado más de 40 años desde que el proceso de descolonización del Sahara “español” concluyó con la retirada final de España, el 28 de febrero de 1976, y la consiguiente ocupación, y anexión, del territorio por parte de Marruecos y Mauritania. Los pobladores saharauis vieron así frustradas sus aspiraciones de libertad y todavía están a la espera de que se celebre su ansiado referéndum de autodeterminación, respaldado por la ONU y que, “en teoría” se comprometió aceptar Marruecos tras el acuerdo de paz, de principios de los 90, con el Frente Polisario. Tristemente, el pueblo saharaui ha ido pasando progresivamente al olvido y parece que ninguna potencia está dispuesta a enfrentarse con Marruecos para defender las aspiraciones de los escasos pobladores de un territorio con, actualmente, gran valor económico y estratégico. ¿Hubiera sido diferente si la descolonización no hubiera coincidido con los últimos años de vida del dictador Francisco Franco y si la ONU hubiera puesto más de su parte? Nunca lo sabremos.
    1 – Contexto histórico: la colonización española.
    A finales del siglo XIX la rápida expansión industrial en Europa estaba generando una demanda cada vez mayor de materias primas. Este proceso económico, unido a la proliferación ideológica del nacionalismo exacerbado y del imperialismo, provocó la aparición de un nuevo colonialismo, esta vez centrado en África y Asia. Las principales potencias europeas aspiraban a tener un imperio colonial en África que aportara a su industria las materias primas necesarias para su desarrollo. Francia y Gran Bretaña ocuparon la mayor parte de África, quedando otros territorios en posesión de Alemania, Italia, Bélgica, Portugal y, en mucha menor medida, de España.
    La colonización española del Sahara occidental comenzó en el año 1884 cuando el presidente Cánovas, influido por la “Sociedad Española de Africanistas y Colonialistas”, decide establecer un protectorado en la zona que abarcará desde el Cabo Bojador hasta la bahía oeste de Cabo Blanco. Estableciendo este protectorado, el gobierno español pretendía hacer prevalecer sus intereses económicos en la costa del Sahara (en la que los pesqueros canarios solían faenar), ante el peligro real de que cualquier otra potencia europea ocupara la zona. Poco después, entre finales de 1884 y comienzos de 1885, se celebrará la Conferencia de Berlín, mediante la cual las principales potencias de Europa tratarán de solucionar los conflictos surgidos por la colonización, delimitando las zonas de influencia respectivas. Este reparto de África reconoció a España la posesión del Sahara Occidental, Guinea Ecuatorial y el norte de Marruecos.
    Mientras se celebraba la Conferencia de Berlín, una expedición española, comandada por el teniente Emilio Bonelli Hernando, tomó posesión oficial del protectorado, construyendo su primer enclave en la península de Río de Oro (actual península de Dajla o “Dakhla”): unas instalaciones de madera que se convertirían en sede de la factoría de la Compañía Mercantil Hispano-Africana a la que el gobierno español había otorgado el monopolio comercial con la incipiente colonia. Este enclave, bautizado como Villa Cisneros, será posteriormente ampliado, y fortificado ante la hostilidad de las tribus nómadas saharauis, convirtiéndose en el foco principal de la presencia española en el sur del Sahara hasta comienzos del siglo XX. Por otro lado, entre marzo y abril de 1886, el cónsul José Álvarez Pérez logró firmar un acuerdo con las tribus nómadas saharauis mediante el cual se ponían bajo protección española los territorios situados entre el Cabo Bojador y el Cabo Jubi, una zona conocida como Saguia El Hamra. Poco después, en mayo-agosto de 1886, la expedición del capitán Julio Cervera pone bajo protección española los territorios de las salinas de Iyil y de Adrar-Temar, en el este del Sahara. Finalmente, tras llegar a un acuerdo con Francia en 1912, las posesiones españolas se completarán con la incorporación del territorio entre el Cabo Jubi y el río Draa, limítrofes con el Marruecos francés.
    Pese a ser en teoría un vasto territorio, en la practica el protectorado español sobre el Sahara se reducirá a un puñado de asentamientos costeros fortificados. La constante hostilidad de bandidos y tribus nómadas, unida a la escasez de recursos destinados a la zona, por el coste que, entre otros, tenían para el erario público las intermitentes guerras en el Protectorado de Marruecos, impedirán que hasta mediados de los años 30, España ocupe de forma efectiva el territorio.
    En 1934, la Yemáa, la asamblea de jeques de las tribus saharauis, firma su sometimiento amistoso al protectorado español. Ese mismo año, el comandante Antonio De Oro funda un nuevo establecimiento en una zona rica en agua y con buenos pastos: El Aaiún, la futura capital del Sahara Occidental. Dos años después, en 1936, culmina la ocupación efectiva del territorio interior del ya conocido como “Sahara Español”. En esos años aumenta la presencia militar en la zona y se tratan de mejorar las infraestructuras mediante la construcción de nuevas pistas aunque no se puede hablar de una verdadera colonización.
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    Territorios españoles en el Magreb, fuente Wikipedia.
    Será ya en la década de los 50 cuando la zona vuelva a recobrar importancia, tras el descubrimiento, en 1949, del enorme yacimiento de fosfatos de Bu-Cráa. En 1956 Marruecos obtiene la independencia y comienza a planear su expansión hacía Sidi-Infni y el Sahara Español. Territorios que aspira a conquistar, financiando y apoyando a los movimientos independentistas de estas zonas, como el Ejército de Liberación Sahariano. Las acciones hostiles de Marruecos y sus aliados saharauis culminarán en un conflicto armado: la guerra de Infi-Sahara (del 13 de noviembre de 1957 al 30 de junio de 1958). La tenaz resistencia de los legionarios españoles y la colaboración francesa permitieron a España obtener la victoria y conservar la mayor parte de sus territorios. Aunque Cabo Jubi se cedió a Marruecos en el acuerdo de Angra de Cintra, con el que se puso fin a la contienda, España siguió conservando Sidi-Ifni y el resto del Sahara Occidental, que, además, pasaban a tener status de provincias españolas. Paradójicamente, el mayor esfuerzo colonizador español en la zona coincidía con el fenómeno de la descolonización en África y Asia. Por otro lado, la ONU abogaba por la concesión de la independencia a las colonias y por ello, España, miembro de la ONU desde 1955, trata de esquivar las presiones de ésta organización argumentando que los territorios del Sahara no son colonias, sino provincias que forman parte del Estado. Sin embargo, a raíz de la Resolución 1514 (XV) de 1960 de la Asamblea General de la ONU, que reconocía la libre determinación de todos los pueblos, y la inclusión del Sahara en la lista de territorios no autónomos, las presiones sobre España se renuevan. Por un lado la ONU solicita la autodeterminación para el Sahara, por otro Lado, Marruecos y Mauritania aspiraban a anexionarse el territorio. Entre estos dos fuegos, comenzaba el proceso de descolonización.

    2 – La descolonización del Sahara.
    En 1965, la ONU proclamó el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui mediante la resolución 2072 y, en diciembre de 1966, mediante la resolución 2229, instó a España a permitir la celebración de un referéndum para el Sahara. En 1968 los movimientos independentistas saharauis se agrupan progresivamente en torno a la figura del intelectual Mohamed Sid Brahim Basiri, dándose lugar a la creación de la Organización de Vanguardia para la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro, que propugnaba por una solución negociada y democrática del conflicto.
    Por otro lado, en 1969, mediante el Tratado de Fez, España devuelve gratuitamente la soberanía de Sidi Ifni a Marruecos, en un intento de acercar posturas entre ambas partes. El nuevo buen entendimiento entre los dos países se saldó finalmente con la firma de un convenio de pesca de diez años de duración. Sin embargo, Marruecos no cesaría en sus intentos de pretender anexionarse el Sahara.
    El 17 de junio de 1970, coincidiendo con un acto propagandístico del régimen franquista, celebrado en El Aaiún, en el que notables saharauis manifestaban su adhesión a España, la organización de Basiri realizó una manifestación en contra de la colonización española. Los intentos del gobierno por disolver a los manifestantes dieron lugar a violentos altercados que se saldaron con varios heridos y contusionados por ambas partes. Finalmente, el delegado del gobierno ordenó a una compañía de la Legión Española disolver a los manifestantes. Ante la lluvia de piedras de los manifestantes, los legionarios acabaron abriendo fuego, causando la muerte de cuatro personas e hiriendo a otra veintena. Basiri por su parte fue detenido y se le hizo desparecer, siendo presuntamente fusilado, el 29 de julio, y enterrado entre las dunas de la carretera entre el Aaiún y la playa. Esta brutal represión franquista fomentó que muchos independentistas saharauis abandonaran la vía pacífica y comenzaran la lucha armada contra el gobierno español, fundando, el 10 de mayo de 1973, el Frente Polisario. Un movimiento que, basándose en la guerra de guerrillas, hostigará desde entonces a las autoridades españolas.
    Ante el deterioro de la situación, España, que desde 1970 se estaba planteando conceder un estatuto de autonomía al Sahara, decide finalmente, el 20 de agosto de 1974, convocar un referéndum de autodeterminación a celebrar dentro de los seis primeros meses de 1975. Un hecho que contó con la oposición furibunda de Marruecos y Mauritania.
    Finalmente, Hassan II, rey de Marruecos, organizó la denominada “Marcha Verde”, mediante la cual 350.000 civiles desarmados invadieron pacíficamente el Sahara entre los días 6 y 9 de noviembre de 1975. Pese a la condena del Consejo de Seguridad de la ONU, Marruecos, que contaba con el apoyo secreto de EEUU, sabía que en esos momentos España no podría dar respuesta a la invasión. No era un momento para entablar guerras coloniales, ya que su dictador, Franco, estaba agonizando. El nuevo jefe del Estado, el rey Juan Carlos I de Borbón, será el encargado de llegar a un acuerdo con Hassan II.
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    La Marcha Verde, fuente diario El Mundo
    Unos días después, el 14 de noviembre de 1975, los Acuerdos de Madrid sellaron el abandono del Sahara por parte de España, contando como fecha límite el 28 de febrero de 1976. Por su parte, Marruecos se apropiaría del norte del territorio y Mauritania del sur, la zona de Villa Cisneros. Nadie se molestó siquiera en preguntar su opinión a los legítimos dueños del territorio: los saharauis.

    3 – De la ocupación hasta nuestros días.
    El mismo día que los españoles arriaron su bandera, los saharauis proclamaron la República Árabe Saharaui Democrática desde el campamento de Bir Lehlu, cerca de la frontera con Argelia, el país que se convirtió en el principal aliado de los saharauis. Obviamente, la autoproclamada república no fue reconocida ni por Marruecos ni por Mauritania que procedieron a ocupar el territorio con sus fuerzas armadas. Los independentistas saharauis buscaron refugió en Argelia, estableciéndose en los campamentos de Tinduf, y el Frente Polisario comenzó una nueva guerra de liberación.
    En agosto de 1979, Mauritania, cansada de la contienda, se retiró de su parte ocupada del Sahara. Pero esta zona, en vez de pasar a manos de los saharauis, fue anexionada por Marruecos.
    A comienzos de los 80, el gobierno de Marruecos cansado de los cruentos combates con las guerrillas saharauis decidió construir una línea de fortificaciones, que abarcaba la friolera de 2.720 kilómetros, desde la que detener las incursiones guerrilleras en su territorio. Al otro lado de los muros quedó el territorio controlado por el Frente Polisario, una estrecha franja de terreno de unos 90.000 km2 ubicada al este, en la frontera con Argelia y Mauritania, en el que los nómadas saharauis subsisten en gran medida por el apoyo internacional de muchas ONG´s. También allí esta su capital provisional: la pequeña localidad de Bir Lehlu.
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    Fortificaciones Marroquíes, fuente Wikipedia
    Mientras la contienda militar se estancaba, sin progresos para ninguna de las dos partes, en el plano político, la República Saharaui fue reconocida por un buen número de países y, en 1982, por la Organización para la Unidad Africana, precursora de la actual Unión Africana.
    Finalmente, el 30 de agosto de 1988, la ONU consiguió que ambas partes aceptaran un proyecto de plan de paz que contemplaba un alto el fuego, que entraría en vigor en septiembre de 1991, y la celebración de un referéndum de autodeterminación en el territorio. Para supervisar el proceso la ONU enviaría una misión a la zona, la MINURSO (Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sahara Occidental).
    Tras muchas dificultades, en enero del año 2000, se publicó una primera lista provisional de 86.386 personas con derecho a participar con su voto en el referéndum. Sin embargo, Marruecos se dedicó de nuevo a entorpecer el proceso, fomentado el asentamiento en el territorio de civiles marroquíes a los que quiere hacer partícipes del referéndum con objeto de influir en el resultado. Año tras año, el tan ansiado referéndum ha ido quedando pospuesto sine die.
    En un nuevo intento de relanzar el plan de paz, el enviado especial de la ONU, el norteamericano James Baker, propuso un plan de paz basado en una autonomía para el Sahara Occidental dentro de Marruecos, como fase previa a la celebración de un referéndum. Una solución insuficiente para el Frente Polisario, y más acorde con la posición de Marruecos, que defiende una solución política basada en una autonomía no negociable en el marco de la “soberanía marroquí”.
    165.000 saharauis siguen esperando una solución al conflicto desde los campos de refugiados de Tinduf, donde las condiciones de vida cada vez son más difíciles. Se sienten traicionados por España y olvidados por las grandes potencias de Occidente. Necesitan una solución ya, no les olvidemos.
    Para acabar, me gustaría incluir el relato de un viajero: Paul Martins, autor de 8.000 millas, que ha estado en la zona hace pocas semanas:
    “En una visita que realicé recientemente a El Aaiún (Layounne) se percibe una tranquilidad propia de una pequeña ciudad del sur de España. Ni siquiera la presencia discreta, pero omnipresente, de policía secreta, y fuerzas armadas, parece alterar la aparente armonía existente entre la población de El Aaiún. Una ciudad en donde los activistas de las ONG son devueltos a su país de origen nada más aterrizar y donde el proceso de ¨marroquización¨ unido a los millares de banderas marroquíes que decoran las calles, dan la impresión al visitante de que el Sahara Occidental y sus habitantes se sienten definitivamente marroquíes.
    Con edificaciones de no más de 5 plantas, rodeados de desierto en la cuatro direcciones, la notable inversión en infraestructuras del Gobierno de Rabat, quizás para mantener a la población contenta, se aprecia por todas partes, una plaza nueva, una enorme desalinizadora o unos terrenos deportivos propios de cualquier capital española.”
    A continuación algunas fotografías de El Aaiún en nuestros días, cortesía de nuevo de Paul Martins:
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    Vista de El Aaiún (o Layounne) desde el Estadio Nacional.
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